Notas: Recuerden que estos extras son un fanfic de un fanfic, si no has leído Elegidos, te invito a irte, no, mentira, no vas a entender el contexto, 🙂 así que puedes leer desde Predestinados y luego Elegidos (pincha «aquí»)

Resumen: ¿Qué hubiera sucedido si Eddie hubiera estado desde el inicio allí?

Fic TOLL de Kasomicu

Extra: Besos de buenas noches (What if?)

Cuando Tom supo que estaba embarazado por segunda vez, habiendo pasado menos un año desde el nacimiento de su primer hijo que sí fue buscado, Tom quiso castrar a Bill, principalmente cuando supone que estaba embarazado de trillizos, aunque no tal cual, eran en sí gemelos monocigóticos, que se formaron y dividieron de un mismo óvulo con espermatozoide, y que igualmente por su fertilidad alta otro óvulo también fue fecundado, haciendo que el omega estuviera esperando tres bebés.

El descuido había sido de ambas partes, Tom por confiar en que su marido no fuera tan imbécil para abrir los condones viejos con los dientes, y también Tom mismo al no corroborar la fecha de vencimiento de los supresores…

Por ello es que a los siete meses sus trillizos nacieron por cesárea, y Bill ya se había hecho la vasectomía porque tenían cuatro hijos, y el embarazo había sido muy agotador y desgastante para Tom.

Cuando nacieron los bebés, los gemelos eran iguales a Bill, pero el pequeño, que sí era más pequeño incluso en tamaño, era idéntico a Tom, por lo que Bill estaba fascinado con sus hijos, que en la incubadora solían pegarse entre los tres para mantener su calor.

Al gemelo mayor le pusieron Frederick Cedric, al gemelo menor Georg William y al bebé idéntico a Tom, Eddie Thomas.

Fred era quién mayormente estaba dándole problemas a todos sus hermanos, incluyendo a sus padres, era muy travieso, aunque Bill Jr., como al final habían cedido para llamarlo así en casa al tener el temperamento de Bill, es quien protegía a Tom Jr., que por su ternura, terminaban diciéndole Tomi.

Con el paso del tiempo, es que se dejaba a entrever que la casta de sus hijos no era la misma… Los gemelos eran alfas y Tomi… No daba atisbo de ser alfa, aunque sí fuera posesivo con sus hermanos.

Cada uno tenía su propia habitación, porque los roces entre hermanos, más teniendo en cuenta que Harry y los gemelos eran alfas, eran abundantes. Pero igualmente solían colarse uno dentro de la habitación del otro conforme iban creciendo.

Cuando los trillizos cumplieron doce años, es que les llegó el rut a los gemelos pero también… El celo a Tomi, por lo que la casa entró en un caos cuando se supo que Billy y Tomi podían olerse entre sí, dando así la noticia de que eran predestinados, de esos casos raros entre familiares.

Por suerte hubo apoyo familiar, aunque sí mucho estrés y tensión al respecto, era un asunto que no se podía decir así como así, fuera de que legalmente estuvieran avalados en una relación incestuosa, pudiendo casarse a futuro y sin tener problemas alguno con el tener cachorros porque precisamente los predestinados estaban destinados a procrear, y por ello su sangre no se rechazaba ni nada. Sólo que igualmente era una situación complicada en casa de los Trümper-Kaulitz.

—¿Por qué no puedo estar contigo, Billy? Si estás hecho para mí —mencionó Tomi, con Bill detrás de su puerta, ambos apoyados contra ellas, rozando las yemas de sus dedos por debajo.

—Porque somos muy jóvenes, y tienen miedo que yo te embarace o algo así, Tomi —respondió Billy, cerrando los ojos, deseando poder dormir al lado de Tomi como cuando se colaban en la habitación del otro.

Tomi sintió sus labios temblar, mordiéndose el inferior.

—Pero yo quiero estar contigo, Billy… Te necesito conmigo, extraño dormir a tu lado, los papás nos dieron la charla, sé que me puedes embarazar desde ahora, sin embargo, no me interesa eso, sino estar contigo —explicó Tomi, comenzando a sollozar sintiendo los dedos de su hermano debajo, por lo que Billy sintió el dolor del rubio dentro suyo.

Billy no podía lidiar con ello, entendía que debían esperar para estar juntos, sólo que él no pensaba en irrespetar a su hermano, sólo quería estar con él, olerlo, abrazarlo, sentir su calidez, sí sabía que en su rut, antes de poder controlarse con los inhibidores, y las clases para tranquilizar a su lobo y no llamar al de su hermano, sentía deseo y su instinto de aparearse estaba latente, sin embargo, cuando se concentraba, y llevaba a la práctica todo lo que le habían dicho en las clases pues no sentía un deseo incontrolable, sólo el amor grande que tenía por Tomi… Sólo que sus padres decían que era complicado ya que ambos eran hermanos, y lidiar con una pareja de alfa y omega en casa, siendo tan pequeños, era peligroso, y más teniendo en cuenta la opinión de la gente, que si bien no eran como los bisabuelos Victor y Fabian que eran homosexuales, y no predestinados, el mundo no tenía la mejor visión de los predestinados que compartían sangre.

Había un rechazo, una mención de que era algo degenerado el sentir atracción por alguien con quien compartías sangre, te habías criado y todo eso, que uno debe repelerlo como la gran mayoría.

Por eso es que debían mantenerlo oculto…

Sólo que Billy no podía soportarlo, si él solo fuera el que sufría, quizá sería más llevadero, pero oír a Tomi llorar, sentir ese dolor, es que era insostenible, él tenía que hacer algo, siempre había cuidado a Tomi, desde que nacieron, así tuvieran la misma edad, Fred había sido una molestia para ambos, y Billy lo soportaba pero se lanzaba a atacarlo si le quería dar el mismo trato a Tomi. Su hermano siempre había su adoración, sólo que no sabía que era porque eran predestinados.

Sólo que toda la vida de Billy había girado alrededor de Tomi, quedando fascinado desde que tenía memoria, de cómo reía el menor, buscando él ser quien le provocara la felicidad, dándole todo, desde sus galletas, dibujos, lo que fuera, tanto así que su primera palabra fue Tomi, y Bibi la de Tomi, ellos siempre habían sido muy unidos.

Cada cosa que había deseado Tomi, Billy se la había dado, siendo Tomi el favorito de la familia porque era el único igual a Tom, es que no es que Tomi hubiera tenido alguna carencia, pero de igual modo, Billy no le permitía que él se quedara con cualquier gana de lo que fuera.

Y ahora mismo es que Billy se ponía a pensar que no empezaría a dejar de hacerlo ahora, que si bien él se había caracterizado por ser un niño muy obediente con sus padres, Tomi estaba primero, antes incluso que sus papás, y Billy lo sabía, porque si bien adoraba a su papi Tom, y a su papá Bill, Tomi era primero, lo había sido siempre.

—Pásame una de las horquillas con las que me hacías trencitas —mencionó Billy, Tomi empezó a menguar su llanto, frunciendo el ceño, confundido por lo que le pidió su hermano.

—¿Para qué? —inquirió Tomi.

—Voy a abrir la puerta con eso —comentó Billy, a sabiendas de que era algo más típico de Fred el romper las reglas, y de hecho ese dato lo sabía por Fred haber visto un típico vídeo de “Hazlo tú mismo”, no porque él hubiera buscado cómo hacerlo, ya que sus búsquedas en internet solían ser por documentales y podcasts de asesinos seriales, y algunos métodos que hacían los asesinos para matar, por curiosidad más que nada, no porque él quisiera matar, pero el punto es que iba a ponerlo en práctica por Tomi.

Tomi se sorprendió pero separó de la puerta, soltando los dedos de Billy, para ir a buscar la horquilla que tenía en su cajón, pasándosela por debajo, con el más alto tomándola, poniéndose de pie para comenzar a forzar la cerradura, porque al todos tener su propio cuarto con baño, básicamente Tomi era encerrado, lo cual consideraba injusto Billy, ya que en todo caso podrían encerrarlo a él, pero sabían que muchas veces Tomi se colaba a la habitación del alfa, y por eso es que decidían que Tomi como omega estuviera “seguro” dentro de su cuarto.

Billy sonrió cuando escuchó el “clic”, y abrió la puerta, abrazando a Tomi apenas ingresó, con el omega aferrándose al cuello del más alto, abriendo sus fosas para sentir el olor de Billy, sintiéndose tan seguro en aquel abrazo, lo mismo pasaba con Billy, quien al estar abrazando a su hermano, percibía esa sensación de paz, de que estaba completo, adoraba el aroma del rubio, incluso si ahora no estuviera soltando sus feromonas que lo aturdían, era simplemente su olor, el tenerlo cerca… Cómo su lobo se sentía tan conectado al de Tomi, el rubio se separó levemente para darle un beso en la mejilla al más alto, quien se sonrojó, tragando saliva nervioso.

—Vamos a dormir, ¿sí? —preguntó Tomi, con los ojos brillantes y ya no por el llanto, Billy asintió.

—Sólo déjame poner el seguro de nuevo, tendré que alistar la alarma para levantarme antes y que los papás no sepan que estuve aquí —comentó Billy, y Tomi parpadeó confundido, observando cómo Billy volvía a meter la horquilla pero para ponerle el seguro, y el omega se sorprendió cuando Billy movió la manija, y, en efecto, estaba cerrada nuevamente.

El alfa puso su alarma en su teléfono, dejándolo sobre la mesa de noche de Tomi, quien se echó en la cama, porque le gustaba dormir para el fondo, y Billy se echó para el lado de afuera.

—Si viene un monstruo te comerá primero y no sabrá que estoy aquí —musitó Tomi riéndose, porque ya sabía que no existían los monstruos, pero era divertido pensarlo, en lo que se acomodaba abrazando a su hermano, poniéndola una pierna encima de la contraria, apoyando su rostro en el cuello de Billy, sintiendo aquella comodidad al estar con él.

—Te salvaría de todos los monstruos —contestó Billy, acariciándole el cabello largo a su hermano, con la otra mano abrazándolo por la cintura.

—Sí, mi príncipe, tú siempre me cuidarás, ¿verdad? —cuestionó Tomi contra el cuello de su hermano, sintiéndose tan feliz de estar a su lado.

—Siempre —farfulló Billy, porque sabía que era cierto.

Tomi sonrió, empezando a adormecerse con los sonidos de los latidos del corazón de Billy.

Billy le dejó un beso en la frente a su hermano antes de irse en la mañana, volviendo a usar la misma horquilla, dejándolo encerrado, a un horario donde sus padres todavía no despertaban, ni tampoco Harry con su rutina de abuelo de madrugar.

Se metió en su habitación, sintiéndose vacío al estar ahí, se echó en la cama, en lo que intentaría dormir un poco más, aunque extrañaba la tibieza de Tomi, su aroma y el sentirlo…

Por lo mismo es que Billy siguió con aquella rutina, de colarse a su habitación, excepto los días del celo de Tomi, ahí sólo podía darle su ropa sucia.

Tampoco iba diario o sería más difícil de ocultarlo, pero se mantenían de aquella forma, aunque de día estuviera en clases o a veces siendo supervisados para no dejarlos solos, igualmente estaban más tranquilos con tener tiempo a solas, aunque fuera sólo para dormir.

Igualmente charlaban un poco antes de dormir, dándose breves caricias en sus rostros, besándose en las mejillas o frente, era algo que habían hecho desde siempre, ser cariñosos el uno con el otro, sólo que tenía otra connotación lo suponían, ya que su cariño había sido más entre ellos que con Fred o Harry, Fred porque… Bueno, él de pequeño mayormente abrazaba a sus padres, Lois o Ary, pero por lo demás, en extrañas ocasiones demostraba afecto, fuera de con Lucas, que sí lo abrazaba y luego golpeaba.

Harry, bueno, él era de abrazar y besar, pero no tan seguido, aunque sí era un tanto más demostrativo que Fred definitivamente.

Pero Billy era más de abrazar y darles afecto a sus padres, y a Tomi siempre, y Tomi también, siendo el más demostrativo de todas formas, y Billy había adorado eso de él, aunque a veces le daban celos porque también era afectuoso con sus amigos, y él sólo tenía que tragarse sus celos.

Sólo que ahora era distinto, el estómago se le apretaba cuando Tomi le daba besos en las mejillas o presionaba su nariz contra la suya, y lo sabía… Lo sentía dentro suyo, las ganas de que esos besos no fueran sólo contra su mejilla, el sentir aquellos labios suaves de Tomi contra los suyos, quería besarlo, y no sabía cómo hacerlo, ni siquiera sabía besar, por lo que por momentos se sentía conflictuado al momento de darse los besos de buenas noches, porque Billy sentía el impulso de girar el rostro y besarlo.

—¿Qué pasa? ¿No quieres darme el beso de buenas noches? —inquirió Tomi, haciendo un puchero, que simplemente acentuaba los labios llenos y hermosos que tenía su hermano, haciendo que el corazón de Billy empezara a latir acelerado.

Pero la pregunta de Tomi implicaba sentirse rechazado, y Billy no quería hacerle eso a su hermano.

—No es eso… Quiero darte muchos besos —respondió Billy, mirándole en sus ojos chocolate, y Tomi deshizo el puchero para sonreír.

—Entonces dame besos, muchos besos, todos los besos del mundo —pidió Tomi haciendo más grande su sonrisa, y Bill quería dárselos todos, el tema es que su hermano pensaba besos en las mejillas, manos y frente, y no en los labios, porque esos besos eran de pareja, de novios, de adultos, ¿cierto? O bueno, Billy no lo sabía, no tenía claro si eran o no besos prohibidos para ellos, porque sus compañeros tenían pareja, ¿quizá entonces sería porque eran hermanos? Por lo mismo que no podían decir que eran predestinados en la escuela.

—¿Puedo…? —Billy dejó la pregunta al aire, al subir sus dedos en dirección de los labios de su hermano, sin llegar a tocarlos, pero sí diciéndole con aquel gesto si podía besarlo allí.

Tomi besó las yemas de los dedos de Billy, el cual sonrió.

—Me refería a besarte allí —explicó Bill, porque su hermano no había captado la pregunta, y Tomi se sonrojó, sonriendo nervioso.

—¿Besarme en la boca? —interrogó Tomi en voz bajita, y Billy asintió.—¿Cómo novios?

Billy iba a volver a asentir, y se dio cuenta que no eran novios, sólo había tenido ganas de besarlo porque le nacía hacerlo, pero… Si bien ellos en un futuro podrían ser pareja, casarse y tener hijos, en realidad ahora no eran novios, sólo hermanos, por lo que se quedó perplejo, procesándolo, tenía que hacer las cosas correctamente, porque él quería casarse con Tomi cuando fuera grande, tomarse fotos para presumirlas, porque le dolía el que sus padres no tuvieran fotos de su matrimonio por haberse casado en el registro sin ningún tipo de celebración ni fotos para el recuerdo, cuando Billy lo que quería era atesorar en su memoria aquel día, tener algo físico, ya que el casarse con Tomi sería lo más maravilloso que él podría tener en su vida, aunque ni siquiera se lo había pedido, sí planeaba que le pidiera la mano cuando fueran mayores de edad. Por ello es que fue consciente de que eso es lo que él tenía que hacer, un paso a la vez, no dar por sentado ni dejarse llevar por el impulso.

—¿Quieres ser mi novio, Tomi? —preguntó Billy, mientras estaban en su capullo lejos del mundo, abrazado el uno contra el otro, y Tomi sintió sus mejillas calentarse más, por lo que el rubio asintió efusivo, poniendo sus brazos alrededor del cuello de Billy, sin dejarle tiempo a reaccionar, siendo el omega quien lo besó, posándole los labios sobre los suyos, con Billy correspondiéndole al gesto que sólo fue un roce tenue, que hizo que se separaran sintiéndose muy abochornados.

—Ya son besos de novios y no “como novios” —arguyó Tomi, sonriéndole de medio lado a su hermano, y Billy sonrió de vuelta, para volver a besarlo, tomando él la iniciativa, rozando suavemente sus labios contra los del otro.

Sus corazones latían fuertemente al compartir aquel contacto, y cada noche, el beso de la buenas noches cobraba otro significado, porque se besaban lentamente, sin profundizar, no sabían hacerlo, y no quería atreverse, aún eran muy jóvenes, pero se sentía felices de poder compartir aquellos roces, y que el besarse realmente era algo que les gustaba mucho, una forma de expresar su afecto, haciendo que pudieran besarse las mejillas, las frente, los nudillos pero terminar besándose en los labios, con risillas de nerviosismo.

Cuando cumplieron trece años, es que se sintieron más envalentonados, pasando de besos con boca cerrada a besarse abriendo los labios… Y el contacto lengua con lengua era algo agradable pero también que los ponía muy nerviosos, porque se les calentaba todo el cuerpo, por lo que tuvieron que dejarlo para ocasiones especiales, ya que el deseo era algo difícil de lidiar, sólo que… Bueno, igualmente ambos durante su celo y rut, terminaban pensando en los besos muchas veces, y es que se sentía delicioso, el sentir la sedosidad de la lengua con la contraria, el cómo sus labios chocaban, haciendo que uno jalase al otro, a veces incluso chupándose los labios o lengua.

Y las mordidas… Billy había mordido sin querer a Tomi en su labio inferior, al ser suave y lleno, y a Tomi le había gustado ser mordido, se percataba cómo es que terminaba con su interior lubricándose por el beso.

Era complicado, pero sí lo hacían de vez en cuando…

A los catorce años, Tomi ya había empezado a jugar consigo mismo, no sólo masturbarse en su miembro, sino metiéndose los dedos, por lo que durante sus celos se venía más fuerza al estar penetrándose a sí mismo, oliendo la ropa sucia de Billy, gimiendo su nombre, descubriendo poco a poco qué es lo que le gustaba… Era tan nueva la sensación, porque sabía que el celo era algo con lo que venía lidiando mes con mes desde que tenía doce años, pero ahora el juguetear en su interior, tenía todo que ver con su naturaleza omega, y a Tomi le encantaba.

Sólo que sí se lo había comentado a Billy, con mucha vergüenza.

—¿Y no te duele? —inquirió Billy, y el rubio negó.—Es que… Nosotros no podemos hacer algo todavía, ya cuando seamos adultos…

Tomi frunció el ceño. —¿Por qué cuándo seamos adultos?

—No falta mucho, ya sólo son cuatro años —le recordó Billy.

—Pero… ¿Por qué? —repitió la pregunta Tomi.

—Yo… —empezó a hablar Billy, sintiéndose un tanto nervioso—, no sé si tú vas a querer, pero me gustaría que nos casáramos cuando seamos grandes, sólo si tú también quieres —terminó por decir el más alto, Tomi sonrió, sonrojándose.

—Sí quiero casarme contigo, Billy, eres mío, y yo tuyo, para siempre, así que quiero hacerlo —le aseguró Tomi, sujetándolo por la mano, besándole los nudillos al alfa, haciendo que Billy sonriera.

—Igualmente la pedida de mano la haré con un anillo y todo lo necesario más adelante —masculló Billy—, sólo que… Mi idea es que hagamos cosas de adultos cuando seamos adultos, valga la redundancia, después de casarnos, en la luna de miel —acotó el de cabello negro.

—¿Pero por qué? —inquirió Tomi, que no comprendía por qué tendrían que esperar tanto tiempo.

—La gente no está preparada para esta clase de amor, mi sol —arguyó Billy, mirándolo con sabiduría en sus orbes, como si fuera mayor y no un puberto de catorce años.

—Pero somos predestinados, ya hace dos años que somos novios, ¿por qué está mal el amarte si no le hacemos daño a nadie? Nuestros padres siguen cuidándonos por temor, sin embargo, no hemos hecho nada malo, yo estoy hecho para ti, y tú estás hecho para mí, mi lobo se calma con el tuyo, ¿por qué importa la gente, Billy? Ya bastante estrés tenemos en casa como para pensar en lo que diga la gente —refutó Tomi, manteniéndose serio y determinado pero sin llegar a alzar la voz por temor a ser oídos.

Y Billy lo sabía, lo que había dicho su hermano era muy cierto, sin embargo, él no manejaba las reglas del mundo, sólo era difícil de por sí su situación, y que era mejor esperar, porque él no quería tener motivos para ser visto como un alfa degenerado que se moría por cogerse a su hermano, ni tampoco que Tomi fuera reducido a un omega que sólo quería tener sexo. No.

Ellos no eran enfermos ni morbosos, sólo se amaban, ¿por qué estaba mal? Incluso legalmente era aceptado.

—Pero, entonces lo hagamos ahora, el próximo año o a los dieciocho años, igualmente la gente hablará, mi luna, ¿por qué esperar? —inquirió Tomi, quien le decía luna porque Billy le decía sol, que iluminaba su vida.

—Somos muy jóvenes, Tomi, yo no me siento listo. Y me gustaría consumar nuestra unión de esa forma cuando seamos mayores de edad —repitió Billy.

—Pero no somos ancianos, Billy, entiendo que no estés listo, yo tampoco aún sé bien el asunto, sin embargo, podríamos descubrirlo juntos, ¿no crees? Ir viendo qué nos gusta y así —instó Tomi, acariciando los cabellos largos de Billy, aún pegado al más alto.

—Nuestros padres lo sabrán —contestó Billy, intentando apelar al lado racional de Tomi.

—Es que en algún momento saben que eso es lo que pasará —rebatió Tomi.

—¿Y si nos separan? —inquirió Billy, porque Tomi no ayudaba a que se mantuviera enfocado.

—¿Te refieres a que nos quiten las visitas nocturnas…? Bueno, no saben ahora pero… —farfulló Tomi, quedándose sorprendido, porque era cierto, ¿y si se las quitaban? No podría soportarlo, ya que si bien no dormían juntos diario, de todas formas no podría permitirse el perder aquellos momentos con su príncipe, su luna, su ser de las tinieblas, ya que su hermano se vestía con prendas oscuras, permitiéndole a Tomi pintarle sus uñas de negro, usando muñequeras y accesorios, con las prendas oscuras, haciendo que Tomi se sintiera encantado con ese look, aunque el suyo fuera abismalmente distinto, porque Tomi se pintaba las uñas pero de colores pasteles, y normalmente diferentes entre sí, le gustaba usar prendas coloridas, con flores o él mismo pintarlas en sus zapatillas converse.

—Papi puede olerte, y a mí me huele como algo desagradable, si soltamos feromonas se va a notar, ¿no recuerdas cómo me reclamaron cuando vine con tu aroma en la salida de tu cumpleaños? —comentó Billy, y Tomi lo recordó.

—Es cierto, pero, si bien no ahora, quizá el próximo año, o… No sé, hablar con nuestros padres de cuándo podremos salir y hacer cosas de novios —mencionó Tomi.

—¿Quieres que le preguntemos a nuestros padres para…? —empezó a preguntar Billy abriendo grandemente los ojos.

—No eso específicamente, pero sí deben decirnos sobre lo demás, porque fuera de la charla, la mención del uso de condones y así, no nos han dicho más, y no es justo que sólo la pasemos así como si estuviéramos haciendo algo malo —masculló Tomi frunciendo el ceño, con la determinación recorriéndole el sistema.

Cuando Billy y Tomi quisieron hablar con sus padres, ambos se quedaron sorprendidos por sus dudas.

—Supongo que pueden empezar a salir el próximo año que cumplirán quince —comentó Tom observando a sus hijos—. Pero sólo salidas, ojo —acotó a modo de advertencia.

—Sí, igualmente cuando empiecen su vida sexual —agregó Bill con tono serio—. Siempre recuerden las indicaciones que les dimos a los doce años con la charla.

—Sí, papito, pero, ¿a qué edad es la que permite que uno tenga relaciones? —cuestionó Tomi mirando a su padre, quien miró a Tom, quien terminó por soltar un suspiro.

—Es un tema complejo, pero principalmente se busca la protección, eso es uno, dos… Ustedes son muy jóvenes, apenas tienen catorce, van a cumplir quince años recién en un año, todavía hay mucho camino por recorrer —terminó por decir Tom.

Tomi no había quedado conforme con aquella respuesta, pero no se quedaría así, insistiría hasta saber cuándo era “aceptado”, sólo que no en aquella ocasión.

Cuando cumplieron quince años, es que la voluntad de Billy estaba flaqueando, porque Tomi lo besaba más… Más de lo que se permitían besarse con lengua, por lo que terminaba poniéndose duro, y sintiendo la dureza contra la suya, precisamente porque Tomi también se excitaba, y lubricaba… Podía olerlo con nitidez.

Así que desde sus quince años, es que empezaron a frotarse con ropa, sintiéndose tan conectados al besarse y correrse dentro de sus pantalones. Bueno, de aquella forma seguían siendo vírgenes, y… No podía negarlo, era sumamente delicioso el besar a Tomi, observándolo correrse contra su cuerpo, disfrutando su propio clímax pero también con el placer del contrario resonando en su propio ser.

El frotarse luego no se sentía suficiente… Y empezaron a tocarse, masturbándose mutuamente, labio contra labio, colando una mano dentro del pantalón del contrario, besándose para acallar los gemidos, reconociendo sus propios cuerpos, cómo se sentía distinto el ser tocado, mientras que se veían en todo momento, sumamente entregado el uno al otro.

Pero querían más, Tomi quería que Billy lo desvistiera, y que su hermano le metiera los dedos, y Billy le decía que no… Porque si bien Tomi llevaba haciéndolo, no era lo mismo a que él se lo hiciera.

Sin embargo, Billy terminó cediendo en su cumpleaños número dieciséis, aún eran vírgenes, ¿verdad?

Pero no sólo lo tocó con sus dedos, sino que terminó chupándose los dedos, y luego lamiéndolo por dentro, con Tomi mordiéndose el puño, corriéndose contra fuerza por lo intenso.

No obstante, de aquella forma es que sus padres supieron que ellos estaban haciendo algo, y también que dormían juntos.

¿Hubo un regaño? Sí, pero… Decidieron darles condones, porque preferían que lo hicieran con protección a que siguieran actuando a escondidas.

—Aún no quiero hacerlo, mi sol. Al menos deja que estemos en la universidad, ¿está bien? Para casarnos estando en la universidad con diecisiete años, y no con dieciséis —farfulló Billy, quien de hecho ya había elegido el anillo de compromiso para Tomi, porque lo quería comprar con todas las propinas que había juntado precisamente para ese fin.

Tomi soltó un suspiro pero asintió, al menos no dejarían de hacer cosas que no implicara penetración total, porque Billy lo había lamido, y Tomi le había hecho orales… Pero ahora en un año se casarían y podrían hacer el amor. Podía esperar, sólo faltaba un año.

Billy a la semana le pidió la mano a Tomi, habiéndose puesto de rodillas frente al rubio, con un anillo con un diamante incrustado, Tom estaba feliz por tenerlo, mostrándolo orgulloso en el salón, hablando su alfa, sin decir quién era porque no podían hacerlo, pero sí sintiéndose encantado aunque fuera joven, que ya podría casarse el próximo año con el certificado de predestinados.

Hablaría con sus padres para los preparativos, quería que fuera algo especial, que abarcara los gustos de ambos, por lo que Billy también formaría parte de la toma de decisiones, sólo que sí quienes costearían todo serían sus padres.

Su futuro sonaba prometedor, el próximo año empezarían la universidad, se casaría y perdería la virginidad, ya con el paso del tiempo podrían tener hijos.

F I N

Pues esta continuación irá publicándose poco a poco, así que agradecería que si leen dejen un comentario 🙂

por Kasomicu

Escritora del Fandom

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