Notas: Llegamos al último día del incestember, en sí esto lo escribí después del día 10 xD, debido a que pensaba, ¿qué escribir? Y pues mi camarón me dio un empujoncito, sólo me metió el bichito, pero ya con ese aliciente terminé por desatar ese lado mío que no siempre ve la luz jajajaja, básicamente porque le dije: Mira, así es como se hubiera solucionado todo en una versión retorcida de “Ojalá fuera tu chica”, por eso tú te complicas el terminarlo, y yo pues…
No puedo culparla por esta idea, sólo dejó la “semilla”, y ya mi mente enferma ideó lo demás, dándole forma a este oneshot, y dejando salir todo aquí. El broche de oro para terminar este reto.
Por favor, si te incomodan temas como violencia gráfica, asesinato, entre otros… Esta historia no es para ti, sin embargo, si te gusta pese a ello, pues disfruta, entendiendo que es ficción solamente, y bueno, deja un comentario al final 🙂
Día 30: Paloma muerta: no comer (contenido perturbador y problemático).
Tom tenía una insana obsesión con su hermano, pero Bill no le hacía caso, y él ya había llegado a su límite.
Día 30 Incestember
«Encadenado»
Tom siempre había sido el más cariñoso, lindo y atento con Bill, escuchándolo, dándole palabras de aliento cada que lo necesitaba. Ambos habían sido unidos todo el tiempo aunque… Tom sentía cosas que no decía en voz alta.
Conforme fueron crecieron, los gemelos marcaban sus diferencias el uno con el otro, con Bill siendo más de usar prendas pegadas a su cuerpo, con un look más oscuro, tiñéndose el cabello de negro, cuando ellos tenían un rubio oscuro, teniendo su propio estilo, delineándose los ojos al tener trece años, y sonriéndole a las niñas.
Tom no se teñía el cabello, pero tampoco se lo cortaba como Bill, él lo mantenía a los hombros a sus trece años, usando ropas anchas.
—Cuando te quitas los pantalones parece que tuvieras un vestido, el cabello suelto no ayuda, luces como una niña —bromeó Bill al verlo sin la prenda inferior, sólo en medias, camiseta sobre sus muslos y el cabello libre.
Tom rió. —¿Pero una niña linda? —inquirió el rubio, dando una pequeña vuelta para su gemelo con una sonrisa reluciente, y Bill arqueó una ceja, dejando de reírse, removiéndose incómodo en su sitio.
—¿Ehm… Sí? Digo, somos iguales, ¿no? —interrogó Bill.
Tom dejó de sonreír.
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Tom cambiaba de look conforme Bill cambiaba de novia… Se quedó con su tono natural, el rubio oscuro, porque Bill así prefería a las chicas, pero Bill no lo miraba como Tom quería que lo hiciera.
Cuando Bill empezó a salir con mujeres de cabello negro, Tom se tiñó del mismo color, pero su madre le criticaba que debía empezar a comportarse como un hombre, que no porque tuviera útero tenía que lucir como una mujer, que fin y al cabo, seguía teniendo pene, y Tom sonrió en un gesto que no se veía natural, que Bill se maquillaba pero tenía el cabello corto, y que si iba a copiarle el color de cabello a su hermano, que se lo cortaba como hombre.
—Está bien, mamá —cedió Tom de dieciocho años, para luego irse a la estética a hacerse trenzas africanas, para lucir “masculino”, como le pedía su mamá.
Bill sabía que su hermano era uno de esos casos raros donde un hombre nacía con útero, a pesar de que eran gemelos idénticos, él no nació con uno, sólo que sí se sentía confundido por el comportamiento de su gemelo, pensando que tal vez Tom sería como esas personas de las que les habían explicado en el Gymnasium, que no se sentían cómodos con su cuerpo, identificándose con un género contrario al que poseían, que quizá al Tom tener útero pues sentía de otro modo…
Sólo que sí se incomodaba un poco con la forma que tenía Tom de verlo siempre.
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Cuando Bill conoció a Megan, una rubia otra vez, Tom se desesperó, porque para pasar de negro a rubio tendría que decolorarse y era algo tardado, sin embargo, decidió esperar porque seguro sería lo mismo de siempre, dónde Bill estaba con alguien por un corto periodo de tiempo, y después se aburría, y ya volvería por su gusto con las morenas pero… Megan no fue temporal.
A Megan la presentaron en su casa, con su madre y todo, y ella era el rostro de la amabilidad vuelta persona, demasiado buena para ser verdad, dándole hasta un regalo a Tom al conocerlo, que él recibió con una sonrisa, la cual era fingida, mientras veía cómo su madre la abrazaba, dándole la bienvenida a su familia, siendo más cariñosa con Megan que como había sido con él toda su vida, pero eso era lo de menos… Bill, su gemelo, su hermano, su todo, la miraba como no le había visto ver a nadie antes, la tomaba por la mano, y sonreía con dulzura, y Tom no había recibido queja alguna de Megan como de sus exs, entonces sentía que iba a romper el reloj de muñeca que le había regalado Megan, de la rabia que iba acumulando en su interior.
Al poco tiempo de presentar a Megan con ellos, de lo que había sido la relación más larga de Bill, es que… Tom observó que nuevamente Bill la trajo, luciendo un tanto decaído pero Tom no se percató de ello, sino de Megan sonriendo efusiva mostrando el anillo de compromiso que tenía en su dedo.
—Ay, qué bueno, hermosa. Me alegra mucho que se vayan a casar —masculló Charlotte con una sonrisa, y miró a Bill, quien sólo bajó la vista.
—Sí, sólo que el compromiso será corto porque nos casaremos dentro de un mes —explicó Megan con Bill en silencio, la rubia miró a Tom—. Tom, ¿me ayudas a elegir el vestido de novia?
Tom observó a… Su cuñada, ofreciendo la sonrisa fingida antinatural con casi lágrimas contenidas en sus cuencas.
—Claro, Megan, yo te acompaño a elegirlo, porque es de mala suerte que lo vea mi hermano —aceptó Tom.
La rubia sonrió y Tom supo que ahí había llegado su límite.
Sin embargo, igualmente fue con ella para fijarse bien en el vestido que elegiría, notando que Megan se reía incómoda diciendo que había engordado un poco. Y Tom la persuadió de que escogiera un modelo que pudiera adaptarse a cualquier cambio en su cuerpo, sea por subida o bajada de peso, uno con corset, y ella estuvo de acuerdo porque Tom todavía le dijo que para que no se sintiera presionada a tener que bajar de peso en un mes, Megan le comentó lo muy agradecida que estaba con Tom, que era el mejor cuñado del mundo, incluso llorando al abrazarlo, y Tom le correspondió al gesto.
Megan sonrió al final de la prueba cuando notó que la parte inferior de la falda tenía bolsillos amplios, algo curioso en un vestido de novia.
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Bill se despertó en el suelo, sin ubicar dónde era que estaba… Tratando de recordar lo último que había hecho… Sí, le había dicho que estaba organizando su despedida de soltero, dándole una botella de cerveza abierta, y de ahí… Todo se oscureció.
—¿Tom? —preguntó Bill, parpadeando para habituar sus ojos a aquel lugar dónde estaba, era oscuro, con un foco colgando, lucía como un viejo sótano, intentó moverse, pero se percató que por ello es que sentía los brazos adormecidos, sus muñecas y cuello estaban siendo sujetados por una cadena…
Se palpó a sí mismo, y jaló la cadena, fijándose que el origen era un poste de metal, por ello, al jalar, no podía hacer nada, ni se movía ni un ápice. Sólo pudo levantarse tambaleándose.
—¡¿Tom?! —interrogó Bill de nuevo, sintiendo la desesperación en su interior, si ellos estaban juntos cuando un maníaco los secuestró para quién supiera cuáles fines… ¿Dónde estaba su hermano?
Él mismo no se sentía herido, fuera de lo que Bill mismo se estaba lastimando al momento de intentar jalar las cadenas, haciéndose sangrar las muñecas, pero fuera de ello no tenía heridas ni cortes, pero… Sí olía a sangre, al óxido fuerte y… Un aroma nauseabundo que le hacía retorcerse el estómago, y todo esto le estaba haciendo ruido a su psique, sólo podía pensar que el hedor a muerte era del cadáver de su hermano, porque se entremezclaba con carne cruda, y que había sido asesinado.
— Tom no está aquí —canturreó su gemelo, era él, Bill lo sabía, incluso si se notaba que estuviera modificando su tono para sonar distinto, y de alguna manera sonara como si tuviera algo encima de su rostro era Tom, sólo que no lo veía, la voz venía del comienzo de la puerta del sótano, que no se vislumbraba su figura todavía, entonces… ¿Su gemelo habría escapado? ¿Tendrían la oportunidad de huir?
—Tom, ven aquí… Me da gusto oírte, pensé… Mierda, pensé que estábamos atrapados los dos y estabas muerto. Pero si estás vivo, podemos escapar, sólo tienes que buscar alguna llave o algo y ver si hay teléfonos para llamar a la policía —habló Bill en tono fuerte para que pudiera oírlo su gemelo, sintiendo algo de calma, aunque también intriga, es decir, ¿entonces lo que olía mal era… El cadáver del secuestrador? No… Tom nunca había hecho daño a nadie, quizá era otra víctima que no tuvo la oportunidad de escapar.
Escuchó la risa de Tom, Bill parpadeó confundido, ¿por qué se reía? Y se paralizó cuando lo vio abrir la puerta y comenzar a bajar por la escalera…
—¿En serio te da gusto oírme, Bill? —cuestionó Tom usando el vestido de novia de Megan, lo sabía porque su madre le había mandado fotos, así él no debiera verlo, le daba igual, ese era el vestido de su prometida con la que se casaría dentro de unos días, estaba manchado de sangre y eso no era lo peor de todo, es que no era la sangre de su hermano, por ello es que no estaba preocupado, Tom… Tenía puesto como si fuera una máscara un rostro humano, como si fuera una versión travesti de Leatherface de Masacre en Texas, y los ojos de Bill se aguaron al distinguir el tono de cabello, incluso tiñéndose levemente de rosa por la sangre, que estaba como peluca sobre la cabeza de su gemelo, y el lunar en su frente, incluso estirada.
Tom siguió caminando hasta Bill, quien retrocedió instintivamente, porque sabía que su hermano había matado a su prometida, cercenándole el rostro para ponérselo sobre el suyo, junto con su cuero cabelludo, teniendo aquella máscara grotesca, que al usar ese vestido, era como si de alguna forma enferma, Tom quería robar la identidad de Megan, pero Bill al estar retrocediendo, y sin poder liberarse de las cadenas es que se cayó sentado de culo al suelo nuevamente, con la espalda contra la pared, tragando saliva nervioso, en lo que Tom se sentaba sobre su regazo como si nada, riéndose detrás de aquella tétrica máscara.
—¿A dónde quieres huir, Bill? —interrogó Tom, ubicando sus manos alrededor del cuello enmarrocado de su gemelo, como si fuera un amante acariciando a otro, en lo que Bill sentía el peso de los muslos de su hermano, usando el vestido de novia sobre él, podía ver los labios detrás de aquel trozo de carne de Megan, y notando la sonrisa de Tom, en lo que tenía el olor a sangre contra él, y su estómago apretado al ir procesando todo, y vio cómo Tom lo soltó levemente para apretar un botón, que hizo que las muñecas de Bill se alzaran por las cadenas, teniéndolo con los brazos tensos hacia arriba, Tom… Su hermano que pensó que era inocente y que no hacía nada, era un asesino sádico, y Tom volvió a poner sus manos alrededor del cuello de Bill.—¿Ahora sí soy suficiente para ti, Bill? ¿Para que me voltees a mirar como a ellas? No soy Tom, Bill… Soy Megan, ¿no me ves? —interrogó con la voz apretada, intentando que sonara más aguda, en lo que seguía ejerciendo presión de su trasero y muslos sobre el regazo de Bill, mientras su gemelo notaba cómo la mirada de Tom lucía totalmente perturbada.
—Tom… ¿Qué hiciste? —inquirió Bill, aunque sabía la respuesta, de todas formas, no podía hacer más que vocalizarlo en este punto, entendiendo un mensaje entre líneas en todo esto, Tom… Quería que Bill lo viera como Megan, como su prometida, usando el vestido, incluido el velo sobre el cuero cabelludo ensangrentado encima de sus propias trenzas, Tom había sido capaz de matar a Megan porque quería que Bill no lo viera como su hermano, sino como… Su mujer, o algo lo suficientemente retorcido.
—No soy Tom, Bill… Soy Megan, y ya nos casamos, mi amor, por eso estamos aquí —respondió Tom con esa misma sonrisa en los labios.
Bill lo miró incrédulo, sin poderse mover al tener los brazos levantados, y ahora las manos de Tom apoyadas sobre su cuello, haciendo unas leves caricias en su mandíbula, haciendo que Bill tragara saliva.
—¿Quieres matarme como a ella? —cuestionó Bill.
Tom deshizo la sonrisa.
—No te mataría jamás, Bill… ¿Por qué no sigues el guión, Bill? —preguntó Tom, chasqueando la lengua para luego reír.—Ay, verdad… No hay guión, sólo improvisa, ¿está bien? ¿No entiendes, Bill? Soy Megan, tu esposa, y ya estamos en la noche de bodas, amor mío… Tenemos que consumar nuestra unión —instó su gemelo, acercando su rostro con la máscara de piel humana hacia Bill, respirándole por encima de sus labios, pero sin tocarlo.
—¿Quieres violarme? —cuestionó Bill, tragando saliva ante ello, si había matado, ¿qué lo detendría de que abusara sexualmente de él? Desconociendo por completo a su gemelo.
—¿Te parece que soy un monstruo? —inquirió Tom indignado, señalándose a sí mismo, y luego rió nuevamente porque obvio que sí lucía como un monstruo en ese momento, pero no, incluso para Tom había un límite, y una cosa era asesinar y destazar a su cuñada en partes, para después secuestrar a su gemelo con partes humanas encima y usando el vestido de Megan y otra muy distinta violarlo, Tom quería que Bill lo deseara tanto como él, que tuviera una erección funcional sobre la cual moverse, Tom no quería metérsela a su gemelo, ni tampoco introducirse su miembro dormido, no, si Bill no lo aceptaba… Al menos se quedaría para siempre con él, así fuera encadenado para toda la vida, tal cual pasaba en los matrimonios en la vida real, sin sexo pero juntos.
Tom estaba, moviéndose por reírse tan efusivamente encima del regazo del de cabello corto, haciendo que Bill, pese a su juicio, tuviera una incómoda e inapropiada erección aquel instante.
Bill tragó saliva, permaneciendo en silencio, esperando que Tom no pudiera notarlo por las telas pomposas de la falda del vestido, que tenía un corset en la parte superior, no es que ellos tuvieran un cuerpo de mujer, incluso su hermano que poseía un útero, sino que ese corset era ajustable, y así Megan fuera más menuda y delgada, siendo una mujer, Tom de todas formas estaba usando ese vestido con su máscara tétrica, Bill trataba de convencerse a sí mismo que sólo era por el movimiento constante sobre su entrepierna, pero sabía que no era del todo así, porque una persona en su posición, estaría aterrado y hasta orinándose de miedo, mientras que él estaba ahí con el pene erecto bajo el cuerpo de su gemelo psicópata.
—¿Por qué seguirás en silencio, mi amor? Soy Megan, tu amada prometida, a la que le dices todo, ¿no? Por eso dejaste de hablar con tu hermano. Yo soy tan perfecta, que por eso nunca te quejaste de mí con tu gemelo, ¿no? Que ni siquiera tenemos un año juntos pero ya nos casamos, cuando eso no hiciste con nadie. Aunque claro, no es que duraras mucho con tus exs… Pero soy tan jodidamente importante, para ser ahora tu esposa. Por más que Tom se esforzó durante años en hacer que lo vieras… No, tú querías a alguien más, porque no podía ser tu gemelo, ¿no? Por más que él buscara adecuarse a tus gustos, no… Lo abrazabas, le sonreías, pero nunca lo besabas más que en la mejilla o la frente, por más que te le quedabas viendo la boca muchas veces, pero no, era el alcohol en tu sistema, o esa excusa le dabas, que si dormían juntos incluso cuando ya no eran unos niños… No, sólo lo abrazabas por detrás para que pudieran dormir, ¿verdad? Todo fue fraternal. Pero ahora soy Megan, Bill… Conmigo no tienes que fingir, ¿cierto? Soy tu esposa, en la salud y en la enfermedad… Hasta que la muerte nos separe —sentenció Tom hablando en ese mismo tono agudo, sujetando ahora el rostro de su gemelo, haciendo que lo mirase en todo momento.
La locura se veía retratada en los orbes tan iguales a los suyos, pero distintos… Bill lo sabía, que Tom estaba enamorado de él, aunque nunca se lo dijo, no con todas las palabras al menos, sin embargo, fue muy evidente desde siempre, y Bill era el racional de ambos, cambiando de tema y manteniéndolo así, sin corresponderle ni nada, porque eran gemelos, hermanos, misma sangre y carne, mismo ADN.
—Mataste a Megan, Tom… Fuiste capaz de matarla, ella ya no existe, nunca me casé con Megan —refutó Bill con temblor en su propia voz, sin saber si creerle a su gemelo con lo de que no lo mataría, no podía tener certeza de ello.
Tom gruñó, apretándole las mejillas, en lo que Bill distinguía, pese a la máscara, que su hermano estaba frunciendo el ceño enojado.
—¡Yo soy Megan porque sólo así puedo hacer que me veas! —replicó Tom.
—Tom… No necesitas ser nadie… Yo siempre te he amado, hermano… —masculló Bill, en lo que Tom suavizaba su expresión, poniendo una nostálgica.
—No lo suficiente para ser tuyo, Bill. Para que me beses y me hagas el amor… No me amas lo suficiente para ser tu mujer… ¿Es porque tengo pene? ¿Por eso? No es un impedimento, si tú eres quien me lo meterá, Bill —mencionó Tom y Bill sintió la garganta apretada frente a ello, porque aún tenía el peso de su gemelo sobre su regazo, su entrepierna y sus propios muslos, con su dureza que latía en sus pantalones, haciendo que pusiera una expresión de dolor, porque sí dolía, pero de la excitación, y eso lo hacía todo peor—. Si es por culpa… Bueno, tú no la mataste, yo lo hice… Y gritó como una cerda hasta el final —soltó una risilla—, es que Megan estuvo consciente todo el tiempo, hasta que se desmayó en pleno grito, por el shock, y bueno, yo seguí cercenando su cuerpo, en varios pedacitos chiquititos, chiquititos, Bill, sólo quedándome con ciertas partes importantes, como su rostro unido a su cuero cabelludo, y… —acotó en lo que Bill tenía una expresión aterrada—. No me mires así, es que es más práctica hacerla añicos, aunque no tan fácil déjame decirte, los huesos son difíciles de romper, sin embargo, para desaparecer los pedazos es mejor así… Lo que me hace recordar —acotó soltando a Bill, sacando una bolsa ensangrentada del bolsillo de la falda que tendría unos cinco centímetros de largo—. Es nuestro regalo de bodas, Bill —arguyó con una sonrisa, extendiéndoselo a su gemelo—. Cierto, no puedes agarrarlo… Pero bueno, lo abriré por ti —canturreó, en lo que sacaba el contenido de la bolsa—. Ya entiendo por qué el apuro de casarse, es porque Megan estaba embarazada de… ¿Tres meses? Supongo que por eso la pedida de mano era sólo protocolar para casarse en un mes, ¿cierto? Ella tenía dos meses, por ello engordó —contó en lo que le mostraba al feto de tres meses que lucía como un muñeco pequeño de cinco centímetros, haciendo que Bill sintiera el estómago revolverse aún más, ni siquiera lucía como un humano del todo, estaba con la piel translúcida, algo magullado y le faltaba un pedazo de lo que sería una de sus piernas, pero Bill sabía que sí, que era su hijo no nacido—. No sabía que estaba embarazada hasta que estaba abriéndole el canal, no digo que eso me hubiera detenido, sólo que el corte de su piernita no fue intencional. Pero no interesa, Bill… Puedo darte un hijo más lindo —musitó, para volver a meter al feto en la bolsa y lanzarla lejos, y Tom realmente creía que ellos al ser tan guapos podrían tener los hijos más hermosos, aunque tal vez con cola de cerdo al ser hermanos, como en el libro de García Márquez, pero que Tom tenía útero y Bill no, y que con ello sería suficiente para ser llenado por su semilla y darle los hijos que él quisiera, por lo que se alzó la falda, mostrándole a Bill lo que tenía debajo—. Mira, incluso disfrutarías al hacerlo, porque tengo la lencería para noche de bodas, la única diferencia es que soy virgen y Megan no —terminó por decir, y Bill apretó más la mandíbula, por la visión del miembro erecto de su gemelo en una tanga blanca de encaje fino, con medias a juego que apretaban sus muslos haciéndolos lucir más deliciosos, y… Era evidente que la parte de atrás sería algo que estuviera metido entre las nalgas de su desquiciado hermano, por lo que no ayudaba en nada su excitación.
—Tom… —quiso decir algo Bill, que toda esta situación de mierda lo estaba superando por mucho e iba a explotar, ya… No podía más por lo que miró a su gemelo, quien había sido capaz de dar todo por él, literalmente hasta matar, dándole algo de… Calma dentro de todo, y excitándose una forma enfermiza por él, todo loco bañado en sangre encima suyo, y Tom lo miró con atención—. Yo te amo, más de lo que supone que debo amarte. Sabía que me veías como más que tu gemelo, sólo… Que también era duro, porque somos hermanos, y la gente no entendería… Sé que es un maldito psicópata, y esto… Sólo sé que es parte de ti, y no me hace rechazarte. La vida que tuve, las elecciones que tomé… Fueron con la intención de darnos una vida normal, porque si tú querías ser mi novio, y yo te lo aceptaba, el mundo no lo entendería jamás. Pero dadas las circunstancias, pues ya sólo toca ser sinceros y decir la verdad, porque es lo menos que te debo luego de todo lo que hiciste por mí. No te hablé de Megan, es cierto, no porque fuera perfecta, sino porque al inicio sí todo estuvo bien, fue más dócil que otras chicas, comprendiendo que no quería algo para siempre, sólo una relación donde disfrutáramos de lo que tuviéramos hasta donde se dé… Cuando la presenté con ustedes, fue porque ella dijo que lo entendía, y como estábamos cómodos el uno con el otro, lo consideré una señal, no para que Megan fuera especial, sino porque también lidiaba por presiones con mamá, y por ello es que le quería mostrar que tenía “una novia”, para que dejara de insistir tanto con el tema, porque si bien me acostaba con chicas, nunca traía a nadie a casa, pero presentar a mamá con Megan fue lo peor que pude hacer… —empezó a explicar el de cabello corto, soltando un suspiro—. Ya no te hablé de ella… Y mamá, así como te jodía a ti con tus cosas, también lo hacía conmigo, diciéndome que me tenía que casar, que tenía que tener hijos, y yo no quería, se lo dejé perfectamente claro a Megan, y ella dijo que sí, que lo comprendía, pero no, mi mamá estuvo hablando con Megan a mis espaldas… Haciendo que ella le metiera aguja a uno de nuestros condones, y esto desencadenara en su embarazo, que no fue deseado, y no supe nada de este plan hasta después. Megan me mostró su prueba de embarazo tanto en físico como de sangre, y claro, que yo me enojé, diciéndole que en todo caso que lo abortara… Y ella no quiso, y fui a hablar con mi madre, esperando que me ayude, lo cual es estúpido, pero en mi desesperación creía que mamá me ayudaría, y pues ella me dijo que debía casarme con Megan, que debía ser un maldito hombre de verdad y casarme con ella, que ya tenía veinticinco años para seguir soltero… Y… La obedecí, sintiéndome una mierda cuando venimos ante ustedes, y Megan estaba súper feliz, y yo sólo rendido ante ello. No era nada de lo que deseaba, hace una semana es que escuché a Megan hablando con mamá, y ahí supe que todo fue planeado por ambas. Y… No es que ella fuera especial, Tom, tú siempre estuviste primero, y de algún modo, me quitaste un peso de encima con todo lo que hiciste por enloquecer al yo estar a punto de casarme en unos días. Así que no siento pena por… Mi hijo, que no deseé en primer lugar, ni tampoco por Megan, sí, quizá eso me hace un hijo de puta también. Pero te soy sincero porque te amo, te deseo, así estés con una máscara de piel humana y con el vestido de novia de mi ex prometida muerta —terminó por decir Bill, y Tom acortó la distancia entre ambos, besándolo.
Bill correspondió al gesto, incluso aunque tuviera la textura de la piel de Megan, y los pedazos colgando alrededor de su boca, igualmente besó a Tom, con olor a sangre y carne, saboreó su lengua, ambos suspirando, con Bill sin poderse mover por sus manos encadenadas, e igualmente se besaban ansiosamente, porque Bill había querido huir de ello por años, pero besar a Tom se sentía bien… Tener su lengua contra la suya, era algo delicioso, prohibido, retorcido y turbio, pero igualmente correcto a su manera. Tom lo sujetó por las mejillas, sin dejar de jugar con su lengua y mover sus labios, incluso con la respiración algo dificultosa por momentos que la piel del rostro de Megan le tapaba la nariz, y al besar pues era más complicado, pero no por ello dejaba de hacerlo. Bill le había dado el sí, y ahora serían felices por siempre.
Tom sabía que podía liberarlo, porque era más que claro que Bill no iba a huir, que le correspondía el amor retorcido que tenían, pero… Igualmente decidió no hacerlo, aún moviéndose sobre su regazo, a sabiendas de la erección que tenía su gemelo.
Se separaron por aire, y Tom le abrió el pantalón, liberando la erección de Bill, sonriendo al por fin verla tan de cerca, ya que sólo la había visto cuando observaba a Bill a escondidas masturbándose con su imagen grabada en su retina, así que Tom se situó en el piso, sujetando la polla de su gemelo, poniéndola contra el rostro de Megan, haciendo que se bañase de su sangre, acunándola con cariño.
—Por fin te probaré —dijo Tom, antes de metérsela en la boca.
Bill jadeó, empujando su pelvis, al sentir cómo Tom lo chupaba, que no importaba que fuera virgen, había imaginado tantas veces el hacerle un oral a Bill, que sabía qué hacer en teoría, y Bill lo veía, todo grotesco con el rostro amarrado contra su propio rostro, que se movía al momento de subir y bajar por su erección, en lo que Tom lo sorbía más dentro de su boca, relajando su garganta por inercia, generando más saliva para seguir sintiendo la dureza llenarle la cavidad, Bill latía contra sus labios y aquello sólo excitaba más a Tom, el reflejo nauseoso que le activaba por metérselo tan dentro era nada para él… Nada iba a impedir que lo saboreara a su gusto, en lo que Bill empujaba más las caderas, haciendo que Tom gimiera, y esa vibración la pasara al pene de Bill, haciendo que fuera un eco delicioso que sólo acentuaba su placer… Uno enfermo e insano, pero suyo.
Tom se lo sacó de la boca cuando saboreó el preseminal amargo.
—No… Quiero que te corras dentro de mi otra boca —bromeó Tom, tapándole la punta con el pulgar, haciendo que el orgasmo de Bill se cortara, pero asintió, observando cómo su gemelo se acomodaba encima de su regazo, sujetándole la verga con una mano, y con la otra haciéndose a un lado la tanga, en lo que empezaba a empalarse solo sin más lubricación que la saliva por la mamada, y Tom… Sentía el ardor, porque no se preparó, pero no le importaba, mientras que Bill sabía que aquella calidez y sensación de asfixia en su miembro, era como se sentía el infierno… Al cual evidentemente iría luego de todo.
Tom empezó a subir y bajar encima de la polla de su gemelo, besándolo nuevamente, en lo que Bill le correspondía, con Tom acariciándose la erección por debajo del vestido, en lo que seguía dando sentones sobre la dureza de su gemelo, encontrando su punto de placer pese al dolor, le había dado en la próstata, por lo que Tom siguió buscando ese ángulo dentro suyo, en lo que gozaba de sentirse así de lleno de Bill… Que era lo que siempre soñó, y ahora lo tenía, esa palpitación dentro de sí, la forma en que Bill lo besaba, sin tocarlo, pero haciéndolo estremecer, aún un tanto ahogado por la máscara, pero también sumamente excitado por todo.
Había valido por completo la pena y el esfuerzo…
Tom siguió dando botes encima de Bill, en lo que permanecía el bamboleo sobre su polla dentro de la tanga, dejó de besar a Bill para morderse el labio inferior, al momento de correrse con fuerza contra su palma, apretando tanto su interior, que hizo que Bill se viniera también, y Tom empezó a mecer sus caderas, con el miembro dormido de su gemelo, jadeando al sentirse tan lleno y caliente, relamió los labios de Bill, haciendo que se excitara aún dentro de su culo.
—Te dije que disfrutaríamos haciendo nuestros propios hijos, esposo mío —farfulló Tom, sonriéndole a su gemelo.
La puerta del sótano se abrió de sopetón, mostrando a oficiales de policía que habían sido alertados por los vecinos al oír los gritos de Megan, que había sido en sí hacia unas horas, pero como siempre no tomaron importancia de inmediato.
—Mierda… ¿Qué es esta carnicería? —cuestionó un oficial al otro, arrugando la nariz ante el aroma a sangre y carne que empezaba a descomponerse, hasta que se fijaron en los gemelos—. ¿Ellos… No son? —continuó hablando, con Bill y Tom ahí quietos siendo observados, pero Tom ni molestándose en levantarse de encima de su gemelo.
Otro agente se acercó con una billetera. —Es la identificación de la mujer desaparecida —acotó el agente.
—Pero la casa es…
—Sí, de su cuñado, el que está ahí con el vestido de novia, y… Lo que parecen partes del rostro de la mujer y cuero cabelludo de la mujer desaparecida, Megan Heather —comentó el agente—.Y el que está secuestrado y siendo ultrajado es Bill Kaulitz, prometido de Megan, y hermano de Tom Kaulitz —acotó, acercándose entre ambos a esposar a Tom, quien se reía como un maníaco, sin arrepentirse de nada, porque así fuera a prisión, había tenido a Bill—. Quedas arrestado por el delito de asesinato, violación y secuestro. Todo lo que digas será puede, y será usado, en tu contra en un juicio… Aunque realmente no vas a tener cómo salir de esto, maldito enfermo.
Los agentes liberaron a Bill, buscando ofrecerle un abrigo y que tenían que tomar su declaración para la denuncia.
—No voy a ponerla. Tom no me secuestró, sólo estábamos disfrutando de coger así, entre ambos matamos a Megan, y de tener la oportunidad lo volvería a hacer —soltó Bill, con su gemelo esposado sonriéndole con ojos brillantes, porque ya le habían quitado el rostro de Megan como parte de la evidencia, y tener algo que pudieran enterrar sus padres.
—Encontramos el feto de su… —quiso hacerle entender el oficial.
—Lo volvería a hacer —repitió Bill, interrumpiéndolo, siendo esposado para después meter a ambos en la parte de atrás de la patrulla, con Bill y Tom sonriendo uno contra el rostro del otro—. Te amo y nunca te dejaré, Tom.
—Te amo, en la salud y enfermedad… mental, hasta que la inyección letal nos separe, Bill —masculló Tom y Bill le besó, nuevamente con las manos atadas, pero ahora por decisión propia, Bill había optado por estar encadenado al psicópata de su gemelo, al cual adoraba, para siempre.
F I N
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