«Felicidad»

(One-Shot de Ady)

Un olor a fragancia fresca y masculina que le era bastante conocida llegó a sus fosas nasales y en medio de la somnolencia la respiró, al mismo tiempo escuchaba un suave “despierta” acompañado de unas tiernas caricias a su cabellos.

Vamos, amor. Bill despierta, se te hace tarde. Vamos, dormilón –murmuraba su esposo que irónicamente no contaba con la voluntad férrea para cumplir la tarea de despertarlo, pues admiraba fascinado las facciones de su pareja al dormir.

Tooooooom, déjame dormir unos minutos más, ¿si? –respondió con los ojos medio abiertos regalándole una linda sonrisa y levantando en el proceso el edredón que lo cubría, haciendo una invitación muda a su pareja para acostarse nuevamente en el lecho matrimonial.

Señor Kaulitz es usted un tramposo y manipulador —sonrió— acepto encantado, pero solo unos minutos. Tienes que estar en la galería para la exp..—fue silenciado por unos labios ante los cuales no presto resistencia alguna y se dejó llevar.

&

El desayuno estaba compuesto por unos wafles aderezados con frutos del bosque y miel. Un cóctel de frutas, agua y jugo de naranja. Tom colocaba los cubiertos en los respectivos lugares cuando sintió unos brazos que le rodeaban la cintura y una cabeza descansar sobre su hombro, y luego unos labios dejando unos cálidos besos en su cuello. No hacían falta las palabras entre ellos. El joven matrimonio de tres años se entendían muy bien y en ocasiones solo bastaba una mirada para saber lo que el otro pensaba. Se decían almas gemelas y para sus conocidos lo eran. Eran la pareja perfecta. Después de compartir un perezoso beso, ambos se sentaron a desayunar al mismo tiempo que acordaban sobre los planes para ese día tan especial para Bill .

Bill, 22 años, era un nuevo y prometedor escultor. Expondría, con ayuda de su maestro de la universidad, su primera exposición auspiciada por la academia de artes. Estaba emocionado y un poco nervioso porque al fin, el trabajo, estudio y práctica de años daría sus frutos.

Tom Kaulitz, 27 años. Famoso y premiado productor. A una temprana edad mostró sus dotes artísticos que lo llevaron pronto a trabajar con los grandes de la industria musical y con el tiempo se hizo un nombre y prestigio.

No se te olvide, la exposición empieza a las seis y te quiero a mi lado cuando diga el discurso. Eres —lo besó— lo que necesito —beso— para calmar mis nervios. Le decía cariñosamente Bill, antes de subir a su auto.

No es necesario que me lo recuerdes —le sonrió el hombre devolviendo los besos— nada en el mundo está antes que tú. Te amo, no se te olvide.

Sí, eran el matrimonio perfecto.

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Una suave mezcla de Jazz se dejaba escuchar en la amplia sala de producción. Tom tenía cerrados los ojos y con movimientos de cabeza, manos y pies se permitía sentir y disfrutar de su nueva creación. A ojos de otros colegas era una propuesta arriesgada porque la música, se alejaba de lo que Tom solía componer. Pero el instinto era algo que guiaba a Tom y en muy escuetas ocasiones este le había fallado. Siempre se dejaba guiar por él y ahora, envuelto en una atmósfera de tranquilidad y sensualidad propia del mismo género, su instinto le decía que había hecho lo correcto.

Señor Kaulitz, tiene una video llamada de Tree House. —Anunció su asistente. Y la atmósfera de tranquilidad se rompió .

Habían pocas cosas en el mundo que afectaban a Tom, que lo sacaban de su centro y esas eran esas dos simples palabras: Tree House.

Cerró con pestillo la puerta de su oficina, se sentó y sobándose las sienes de un dolor de cabeza inexistente, trataba de calmar su nerviosismo. Pasaron cinco, diez minutos en los cuales se escuchaba el tic tac del reloj de pared y en los que Tom buscaba calmar los latidos apresurados de su corazón. Con cinco minutos más creyó que había vencido su ansiedad y procedió a a abrir el dispositivo con el cual iniciaría esa llamada. Después de un clic, sobre el escritorio, se desplegó un holograma que proyectaba la imagen de un hombre quien sonriente lo saludó.

Señor Kaulitz, me es grato informarle que el proceso ha sido satisfactoriamente finalizado, en hora buena, felicidades.

La platica avanzó por cinco minutos más.

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La habitación estaba alumbrada a media luz. Un par de copas yacían en el suelo alfombrado, acompañando a una botella de champán ahora vacía, vestigio de lo que había sido una celebración previa e íntima. Intensos gemidos se dejaban escuchar y un cadencioso golpeteo de la cama se dejaba sentir sobre la pared. Dos cuerpos desnudos yacían en la cama haciendo el amor. Dos cuerpos unidos que no se sabía dónde iniciaba uno y terminaba el otro. Extremidades entrelazadas, manos unidas, besos húmedos, palabras de amor, promesas de amor eterno. Sudor, saliva, fluidos corporales. Todo era parte de una hermosa danza en la cual ambos danzantes, no querían dar tregua ni al tiempo ni al espacio. En su burbuja , solo existían ellos dos.

¿Sexo?

Sí, la actualización para este nuevo software será por medio del coito…

Una embestida , dos, tres más y un intenso gemido, seguido del derrame de su semen en el interior de su pareja fue lo que le hizo culminar el acto más grande de amor que le profesaba. No dejaba de repetir su nombre como si fuera un mantra. Dejaba suaves besos en todo su rostro, acariciaba su largo cabello despeinado y ahora húmedo por la actividad sexual. Le decía hermosas palabras mientras que con una mano estimulaba el pene de su pareja ayudándolo a llegar a su liberación. Cuando lo sintió llegar, abandonó el rostro de él y sustituyendo su mano por la boca, engulló el miembro de su pareja, haciéndole llegar al tan necesitado orgasmo. Bill se sacudió, liberándose en la boca de Tom, gimiendo una vez más su nombre, mientras “literalmente” brillaba.

Te amo, Tom. Nunca terminaré de agradecer a la vida por haberte traído a mi.

Yo más, Bill, yo lo hago más . Acunó a su esposo y juntos cayeron rendidos en un profundo sueño.

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Si querías recrear la escena de esa película antigua me hubieras avisado y habría vestido cómodamente o quizá me hubiera desvestido —sonrío coquetamente Tom, sentándose detrás de Bill, llevando las manos en su cintura y besando su expuesto cuello, pues Bill llevaba el cabello recogido en una desordenada cola de caballo.

Tontito, ni siquiera había pensado en eso. Sus manos hacían formas onduladas, manipulando el barro, siguiendo el ritmo impuesto por sus pies al manipular los pedales que hacían trabajar el torno del alfarero. —Me he sentido raro estos días …no sé porque, pero estar en este pequeño taller y trabajando con el barro me mantiene tranquilo.

¿Raro? ¿Cómo? —preguntó Tom con un tono de voz que dejaba sentir su preocupación.

No lo sé, Tom, no creo que sea malo, es solo como que me siento ansioso… no sé cómo explicarlo. Solo sé que trabajar con el barro aquí me tranquiliza, es todo.  

Sé perfectamente lo que puede tranquilizarte…

Unchained melody” fue la frase que Tom nombró en voz alta y el sistema de sonido empezó a reproducir la canción. Al reconocerla, Bill soltó una carcajada y con una fuerza renovada pedaleó el aparato hasta alcanzar la velocidad y “revoluciones” necesarias para que el barro amasado comenzará a ascender y así, Bill empezó a darle forma con sus dedos —Y ahora es donde yo empiezo a tocar también esa cosa y me empiezas a besar, después te cargo y terminamos haciendo el amor ¿es así?. —Tom inició el beso y tal como lo dijo, dirigió sus manos sobre las de Bill y juntos empezaron a crear una figura de barro, sin ninguna forma concreta.

Ambos gimieron en el beso, concentrados, tratando con solo eso, expresar lo que sentían el uno por el otro. En un momento Bill abandonó su tarea y llevó una de sus manos a la cabellera de su esposo enredando sus dedos con barro en el sedoso cabello de él, liberándolo de esa coleta que él también llevaba, bajando hasta posar su mano en la mediana barba que Tom usaba. Unos instantes después cortó el beso y descansó sobre el pecho de Tom.

La canción terminó y con ella un silencio cubrió el pequeño taller.

La respiración fuerte de Tom era la única que se podía escuchar.  

Sus ojos empezaron a humedecerse .

Sobre él yacía un Bill inerte y frío.

Un minuto.

No había movimiento.

Dos minutos .

No había signo de vida.

72 horas.

Se separó del cuerpo de Tom, levantándose lentamente. Mantenía la mirada baja. Tom lo miraba atentamente, estando alerta ante cualquier señal.

¿Bill? Soy Tom, amor ¿cómo te sientes?

Bill alzó la mirada pero en su ojos no había esa chispa de vida, no había ese color ámbar que hacía a sus ojos brillar con el atardecer. En su lugar unos irises grisáceos lo “miraban”.

890109 completando actualización. Escaneo terminado. Asimilación terminada en 5, 4, 3, 2, 1. La voz de Bill se escuchó sin emoción alguna.

Lo primero que vio Tom al salir de su asombro, fue una sombra corriendo que se metía al baño. Cuando salió de su estupor, le llegaron sonidos de arcadas y al finalizar el ruido de la cisterna del baño siendo activada. Con paso lento, se acercó al baño, abrió la puerta y la escena que lo recibió fue un Bill hincado, con la respiración agitada por el esfuerzo de las arcadas, limpiándose la boca y luciendo confundido.

¿Ves, Tom? Algo me pasa y ahora son nauseas y vómito.

Con calma se levantó y lavó su boca. Tomó la mano que Tom le ofrecía y se fueron a la cama.

Tal vez fue algo que no te sentó bien —trató de calmar Tom al tiempo que se metían bajo las mantas. —Si no mejoras, mañana te llevo al doctor, ¿estamos? Bill asintió y después de una media hora en la que estuvieron hablando, ambos se durmieron con un Tom descansado una mano sobre el vientre de Bill.

72 horas, murmuró Tom.

&

Tom no gustaba del color blanco, decía que no era un color propiamente dicho. Ver cosas blancas, ropa, construcciones cualquier cosa le provocaba ansiedad y eso lo hacía titubear, dudar y a Tom no le gustaba sentir esa sensación de no tener las cosas bajo control. Sin embargo, ahora estaba sentado junto a Bill en el consultorio del Doctor Simon Pretz, esperando a que este llegará con los análisis que un día antes se había practicado Bill. Las nauseas y malestares no habían cesado desde hace tres días. La habitación lucía un blanco inmaculado, techo, paredes, piso. Exceptuando a Bill, a él mismo y al escritorio todo era de un blanco, que le hacía sentir que estaba en un lugar suspendido en el espacio o en una extraña dimensión donde no había ni un principio ni un final.

Disculpen la espera. Bill, Tom, aquí están los resultados.

Simon Pretz, 63 años, era el médico familiar. Siempre sonriente, siempre mostrando su blanca dentadura que hacía juego con el jodido blanco de su consultorio. Tom lo conoció hace tres años, cuando se convirtió en el médico de Bill.

Felicidades Bill y Tom, en hora buena, serán padres. Bill —se dirigió a él —tienes un embarazo de tres días y no, no es prematuro el resultado. Con la tecnología tan avanzada en nuestra época, desde la copula podemos saber si la persona ha quedado embarazada. La frialdad que su voz emitía, contrastaba con la sonrisa que demostraba en su cara.

¡Seremos padres, Tom, seremos padres! —un emocionado Bill abrazaba fuertemente a su esposo, mientras sonreía y su voz temblaba. —Lo suponía, es decir tenía en cuenta esa posibilidad dado los síntomas, pero no quería emocionarme ni emocionarte. ¡Tom, vamos a ser padres! ¿Te das cuenta? ¡Padres! ¿Estás feliz? Dime algo Tom,dime, no te quedes callado.

Se encontraba afuera del imponente edificio de cristal. Un letrero con el nombre “Tree House” daba la bienvenida. La cita era a las cuatro de la tarde. Se acercó a la recepción y preguntó por el Doctor Simon Pretz. Un minuto después Tom se hallaba en un ascensor que iba ascendiendo al piso número quince. El elevador llegó a su destino y la puerta se abrió, el Doctor Pretz lo escoltó hasta un cuarto que se abrió con una clave y tarjeta.

Sin rodeos, como a usted le gusta. Me complace avisarle que el software gestor del embarazo ya ha sido acoplado al chip del prototipo 890109. Todas las pruebas han sido compatibles y ahora solo falta dar de alta esta nueva actualización. Implementarla en el Modelo 890109 por medio del coito y…

¡Bill, se llama Bill y no es ningún prototipo, ni androide ni mucho menos un objeto! —interrumpió Tom con voz molesta y con la cara en un tono rojo por la ira —¿Entendió?

Presentará los cambios físicos propios del embarazo. Su cuerpo ya está diseñado para expandir su estómago como si fuese un embarazo de verdad. Los síntomas del mismo harán su aparición en los tiempos predispuestos. “Bill” —enfatizó Simon con un tono de mofa— vivirá un embarazo tan real como los humanos. Los movimientos del bebé, estarán vinculados a su sistema neuronal que harán que su cuerpo sienta y reaccione a ellos. El bebé, como el protocolo indica se irá desarrollando en nuestro laboratorio y será entregado al concluir el periodo de gestación… cuando Bill… de a luz. Terminó de explicar el Doctor con una sonrisa seca,carente de emoción.

¡Amor, me has hecho el hombre más feliz de la tierra! Un bebé es lo que anhelaba, pero no quería pedírtelo porque estás en crecimiento profesional y…

¡Calla Tom, —le interrumpió Bill — nunca un hijo nuestro sería un problema o impedimento para mí. Te amo y nuestro hijo es la culminación de nuestro amor.

Se guardaron las muestras de amor, las ansias que tenían de amarse las aplacaron por el lugar donde estaban. Escucharon atentamente las indicaciones del Doctor y con un gracias eufórico por parte de Bill se despidieron. No sin antes Tom y Simon intercambiar frías miradas.

&

Uno de los cuartos de la enorme mansión fue modificado para la habitación de su hijo… o hija. Tom había sugerido que el cuarto se pintara de un tono arena y una pared fuera pintada como si de una pecera se tratara.

¿Qué te parece este mameluco amarillo? Le preguntó Bill a Tom un día que estaban de compras en él área de bebés de un prestigiado centro comercial. —Se le verá hermosa con una cinta dorada en la cabeza, como la que vimos en la otra tienda.

Es muy bonita —admiró Tom, mientras su tacto disfrutaba la suavidad de la tela —pero no Bill, no creo que sea niña, será un hermoso varón parecido a ti.

Tom, no tengo ni dos meses de embarazo y ya crees que será un niño. ¿De dónde sacas tanta seguridad? Todavía no podemos saber el sexo de nuestro bebé.…

El óvulo, el recipiente ya ha sido modificado para que su única función sea la de ser… eso, un recipiente donde se geste el producto. Con esto no podrá mandar ninguna información genética que altere el físico del embrión . Así que, señor Kaulitz, dígame ¿qué características físicas quiere que tenga de usted y de su pareja su hijo?

Que sea niño. El color y forma de ojos como los de Bill. También el lunar bajo su boca, la demás información genética que sea la mezcla de ambos.

Abrazó fuertemente a su esposo. —No lo sé Bill, solo lo supongo. ¿intuición de padre primerizo? —sonrío—. No lo sé, solo lo presiento.

&

Tres meses y apenas se le empezaba a notar el vientre a Bill. De hecho, no se le veía nada, pero Bill se observaba feliz en el espejo, se tomó una foto que procedió a pegar en el álbum que llevaba con la historia de su hijo. Observó por unos segundos la primera ecografía que habían hecho de su hijo y efectivamente, sería un hombrecito. Tom había tenido razón. Los síntomas habían ya desaparecido y él continuaba con su trabajo como escultor. La alegría de tener un bebé lo había inspirado tanto que hizo una escultura sobre ello, y se vendió rápidamente cuando la exhibió .

¿Eres feliz? — preguntó un Tom recargado en la puerta . No había querido interrumpir a su pareja, porque veía lo hermoso que estaba al observarse en el espejo. Físicamente no había cambiado, solo embellecido más que antes. Sin embargo lo tenía que interrumpir porque tenía unas ganas enormes de abrazarlo y besarlo hasta que sus pulmones dijeran basta.

Se acercó lentamente a Tom, entrelazo sus manos, las observó para luego dejar un beso en ellas. —Primero de septiembre del 2030, desde ese día en que fui a ese bar a tomar una copa con mis amigos. Desde ese instante en que te conocí, fui feliz. ¡Desde hace tres años soy el hombre más feliz sobre la faz de la tierra! —le sonrió y besó la nariz tiernamente —¿Y tú Tom, eres feliz conmigo?

Tree House. Un árbol elaborado con coloridas figuras geométricas era el logotipo de ese lugar, debajo de el, rezaba la leyenda “el lugar donde los sueños se hacen realidad”. Estaba impresa en el laboratorio donde se encontraba con el Dr Pretz hace tres años.

Observaba tranquilamente a los cien androides que se encontraban en fila. Organismos carentes de emoción alguna pero que al ser comprados se les instalaba un chip que los hacía actuar y parecer humanos. Se les creaba una memoria familiar, una vida y en base a ello se incorporaban al mundo. A Tom le llamó la atención el androide que tenía el número 890109. No había luz en sus ojos, pero era hermoso. Único entre todos (de hecho ninguno era igual a otro) no tenía cabello, pero al momento de elegirlo, fueron a un laboratorio y empezó el proceso de darle vida a “Bill”. Color de ojos, cabello, carácter, memoria, habilidades que ellos mismos tenían que descubrir y desarrollar. No tenían que ser perfectos porque los humanos no lo eran, por eso debían tener fallas como la mayoría de humanos. Y la ventaja de este nuevo modelo de androide es que contaba con la capacidad de simular un embarazo en los especímenes masculinos. Embarazo que se activaría cuando su dueño lo quisiera.

Hemos finalizado el proceso de “humanización” de Bill . Hoy, primero de septiembre será llevado al bar junto con un par de androides que serán sus amigos y empezará una nueva vida con usted, señor Kaulitz. Con esto terminamos esta fase. Ya estaremos en contacto con usted y Bill para darle seguimiento a su vida y desarrollo.

Tom miró embelesado a quien había elegido como su pareja para toda la vida. Todavía estaba apagado, pero presentía que sería feliz con él.

Pueden hacerlos reír, llorar, enojarse, hasta sentir que tienen una vida dentro creciendo en ellos y sin embargo no pueden hacer que ellos amen. Forzosamente tiene que ser insertado ese “sentimiento” a su sistema. ¿Por qué no pueden hacer que ellos se enamoren por voluntad?

Señor Kaulitz, podemos hacer que un bebé se desarrolle fuera de un vientre materno y darle las características físicas deseadas. Sí, podemos hacer eso, pero es porque los humanos le dan la vida en el espermatozoide, en el ovulo. Podemos crear robots que reflejen emociones humanas, instalándole software avanzadas pero no podemos hacer que ellos desarrollen sentimientos propios… —La sonrisa que Simon Pretz siempre portaba, se volvió sombría, siniestra. —Nosotros les hacemos un traje hecho a la medida, a sus deseos. Nosotros les hacemos realidad la felicidad que tanto buscan. En la casa del árbol hacemos los sueños realidad… pero NO somos Dios, Señor Kaulitz… todavía no lo somos.

Lo observó a los ojos. Ojos que le miraban con un brillo especial y único, para Tom eran únicos y en ellos veía el “amor” que Bill le profesaba. Lo beso tiernamente, besó sus labios, su nariz, su frente y sus ojos. Bill suspiró ante esa respuesta de amor. —Sí Bill, claro que soy feliz. Contigo conocí lo que es la felicidad.

& FIN &

Siempre he querido escribir sobre mi pareja favorita. El universo del fanfic es infinito y solo me permito soñar diferentes escenarios con este par. Así que esta historia es uno de esos tantos escenarios. Gracias por darle una oportunidad. Gracias por leer.

Lee la segunda parte «aquí«

por admin

Un comentario en «Felicidad»

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