(One-Shot de Drivialida)

«CURE»

Su pasión siempre había sido la botánica, además de la música y la moda, las plantas y los animales tenían un efecto tranquilizante en su alma perdida, le ayudaba estar en aquél jardín tan alejado de todo lo que pasaba afuera, ese era su centro de tranquilidad desde hacía unos meses cuando todo se había ido al demonio y su vida se había arruinado, ahora estaba solo, obviado por su familia y sin él.

Suspiró profundamente, nada tenía sentido, no entendía nada de lo que sucedió y aún teniendo demasiado tiempo para pensarlo no acababa de comprender las cosas indescifrables de la vida, casi había pasado un año desde que Tom se había marchado… “muerto”, esa era la palabra correcta pero la más dolorosa, aquella definitiva que lo hacía desear lo mismo, una vez había escrito “si saltas iré tras de ti”, pero cuando llegó el momento en que todo se fue a la mierda no pudo hacerlo, a sus veintisiete años se volvió un niño cobarde que se sentía solo y abandonado, ahora si estaba solo realmente, solo como jamás lo estuvo en toda su vida, tan solo como nunca imaginó… la vida se volvía una agonía lenta y dolorosa que le quitaba de a poco la poca razón que le quedaba.

─Perdóname─ murmuró sintiendo como perdía toda conciencia de sí, su mente otra vez le llevaba lejos, tan lejos como pudiese, llegando a un mundo donde Tom aún vivía y nada estaba mal realmente, seguían haciendo música junto a sus compañeros de siempre, un bello lugar donde cada noche se amaban con devoción y pasión, donde el hecho de ser hermanos gemelos no era un impedimento para saborear los labios del otro en donde fuese, un sueño que no acababa nunca y era cada vez mejor ¿había enloquecido? Posiblemente, pero nadie podía soportar tanto sin perder la cordura, primero había perdido a su hermano, su amor eterno y único, después su sueño se fue por el caño cuando la banda se desintegró y por último su familia le había dado la espalda culpándolo de la muerte de Tom, ¡si tan solo supieran que hubiese dado su alma al mismísimo demonio con tal de salvar la de él! Pero Simone le dio con la puerta en la cara, mientras gritaba cosas tan horribles que tan solo de recordarlas le hacían tener pesadillas nocturnas…

La noche se había vuelto oscura, sin estrellas y con la luna llena escondida entre las nubes más gruesas que jamás había visto, el viento comenzó a soplar cayendo en cuenta del frío de la realidad, se masajeó las manos tratando de aliviar el dolor en sus huesos, secuela del accidente, se puso de pie observando el lugar entero con ojos dolidos, tenía tantos recuerdos grabados en ese lugar, suspiró tratando de contener las lágrimas que se aglomeraban haciéndole arder los ojos, mordió uno de sus labios con rabia antes de salir corriendo sin un rumbo fijo, simplemente tratando de dejar atrás a sus demonios, queriendo escapar de una realidad tan cruel que ni la pesadilla más horrenda podía superar, deseando dejar su vida en aquella carrera para jamás volver a sufrir la ausencia de Tom, para no extrañar sus abrazos, sus caricias, su voz llamando su nombre, su mirada única, el ronronear al dormir, su risa reflejada en el agua cristalina de su corazón… para no extrañar y no extrañarse, porque desde que él se había marchado se había perdido.

El viento helado chocaba con su piel recordándole que aún vivía, y que jamás escaparía de la realidad, tropezó con algo cayendo estrepitosamente al suelo ahogando un grito de dolor y sintiendo como todas sus lagrimas caían sin piedad mojando la negra tierra donde su rostro descansaba magullado, sobó sus manos nuevamente comenzando a creer que el dolor se extendería a todo el cuerpo, sus huesos se habían vuelto fríos tras el accidente donde Tom murió, el diagnóstico fue hipotermia, la verdad fue una serie de acontecimientos que los llevó a Alaska, ahora se preguntaba ¿cuál fue el objetivo del viaje? Había buscado tanto esa respuesta pero no la recordaba, ya no estaba allí esa estúpida razón que les llevó a una muerte segura, de donde solo uno salió vivo. Comenzó a sollozar acurrucándose en posición fetal, día y noche la historia se repetía, siempre acababa llorando por su vida, recordando cada desgracia que se integró a su camino, tratando de olvidar la principal, ese maldito accidente que destruyó todo cuanto amaba.

Su mirada se volvió vacía al exterior, por su mente pasaba paso a paso aquel suceso, ¡si tan solo no hubiesen ido por esa ruta! Pero nada tenía reparo y lamentarse era lo único que le quedaba antes de pensar que la única acción correcta era seguir el camino de Tom, volvió a cerrar los ojos antes de comenzar a sentir los primeros copos de nieve caer sobre su cuerpo inerte, supuso que ese sería el final perfecto, tan dramático como lo había sido su vida, sí seguramente eso era lo correcto, su rictus se volvió más amargo de lo que ya era y respiró tranquilamente, fue entonces que su vida comenzó a pasar por sus ojos, el latir de su corazón en sinfonía con aquel otro que compartió el útero materno, la voz de mamá cantándoles mientras sobaba su vientre, las disputas entres sus padres, y entonces el momento de nacer llegó, revivió ese instante en que su acompañante abandonó el cuerpo materno y él se quedó solo, tan fuerte como una corriente eléctrica recorriendo su cuerpo volvió a sentir la angustia, miedo y desesperación que experimentó al verse solo y sin él, a sus ojos llegó el momento en que vio la luz por vez primera, los sollozos de su madre, los sonidos de los médicos y por fin el reencuentro con ese otro que lo había acompañado desde el inicio, su infancia junto a él, protegidos bajo el brazo de mamá, el dolor de separación con su padre, la escuela y sus conflictos, las veces que lo golpearon y solo Tom estuvo con él defendiéndolo, tomándolo de la mano y ayudándole a curar sus heridas, prometiéndole que mañana sería mejor, los rechazos de su padre llegaron provocando una sensación parecida a la rabia, ahora entendía todo lo que sucedió, ahora comprendía porque nunca se llevaron bien, su padre no los deseaba, los vio como una piedra en su camino, nunca hubo amor o cariño por su parte, y eso los alejó…

Pero siempre lo tuvo a él, juntos eran una fuerza indestructible, el recuerdo de sus manos unidas bajos las mantas cuando dormían se hizo casi palpable, y un quejido escapó de su boca, se llevó las manos a la cara y lloró con más intensidad, esos susurros que siempre le llevaban sus promesas, el latir precipitado de sus corazones cuando sin querer se rozaban, sus brazos alrededor de su cuerpo, su respiración cálida llena de vida… ¡sus ojos! Aquellos ojos que en cada segundo habían sido la ventana a su secreto amor, y que ya jamás se volverían a abrir, junto a sus labios que sonrieron en el momento final, en el momento en que llegó la muerte, ¡todo era recordar! No podía vivirlo ni un segundo más, aunque diera su alma por eso… –Llévame junto a él-rogó con la voz hecha un hilillo de dolor, observó el cielo y perdió la vista en esas nubes oscuras que iban apagando la luna, comprendió lentamente que la única cura para la enfermedad que tenía en el alma se encontraba en la muerte, único recurso disponible aún para alguien como él.

Aspiró el olor a nieve, un olor tan frío como para expedir aroma, pero eso no le importaba tenía su vista más allá de todo lo que le rodeaba, sus ojos se perdieron en el breve instante en que muchos años atrás había disfrutado su primer beso, tan suave y tímido, aquel en el que aprendió una nueva forma de expresar todo el amor que tenía guardado hacía Tom, una vez que probó aquellos labios se hizo adicto a ellos, los deseaba todo el tiempo, y cuando finalizaba el día sabía que por un breve instante serían solo suyos, y en ese breve contacto tocaría el cielo del placer, pero fue que la banda comenzó y de pronto toda Alemania tenía puesto sus ojos en ellos, sus vidas y la privacidad se volvió una utopía, fans y discos, tours y habitaciones de hotel marcaron una etapa de alejamiento para ellos, por eso apareció durch den munsun, que contaba una parte de ellos, aunque jóvenes no pudieron soportar todo lo que implicaba sufrir por amor y lentamente fueron ideando un plan silencioso para seguir juntos y evitar los rumores, sabían que en su país el incesto era penado con cárcel, y además no querían dañar a su madre con la revelación de que jamás podría tener nietos porque simple y sencillamente sus únicos hijos gemelos se habían enamorado entre ellos y duraría para siempre, dudas y temor aparecieron cuando muchas veces alguna persona mal intencionada hacía mención a una posible “relación enfermiza” entre ellos, cosa que ante sus ojos solo era amor, real y puro, sin toque de maldad o perversión, un amor más sano que el de cualquiera.

Recordó aquella canción que escribió para él, esa canción que era su confesión, los acordes que Tom creó para aquella letra que la volvió su propia melodía llena de sobre saltos y gratificaciones, fue entonces que les abrieron los ojos a una nueva realidad donde era posible amarse libremente ante un grupo selecto de personas, descubrieron el apoyo que sus fans le daban a su amor y pudieron saber que no estaban solos y que siempre tendrían a alguien que los apoyara…

todo lo que necesito es a ti-se dijo antes de suspirar tratando de aliviar su conciencia, la nieve seguía cayendo inclemente sobre su cuerpo y todo estaba cubierto de una oscuridad parecida a su alma, varias voces comenzaron a sonar a su alrededor, buscó con los ojos el lugar de donde provenían pero no halló nada, fue cuando descubrió que las voces estaban dentro de él, cerró los ojos tapándose los oídos para dejar de oírlas pero solo consiguió hacerlas más fuertes, allí estaba gritándole su madre enfermo, diciéndole que ya no era su hijo, allí estaba su padre diciendo no te quiero, nunca lo hice, la voz de sus mejores amigos diciendo no podemos seguir con esto, se acabó, la voz de Tom diciendo adiós, y tantas voces más hablando todas al mismo tiempo atacando cada rincón de su alma con tenacidad –¡Basta!– gritó comenzando a sollozar nuevamente, pero entonces sintió algo que jamás creyó volver a sentir, y en aquella ocasión no era su imaginación, ¡él estaba allí!, abrió los ojos y se encontró con ese par de orbes avellana que amaba desde el inicio de los tiempos, se encontró con el rostro pálido de Tom que le sonreía con ternura como cuando eran niños y Bill se sentía indefenso ante los rayos de una tormenta nocturna.

─ ¿Eres real? ─ murmuró con el corazón hecho un mar de emociones que amenazaban con acelerarlo tanto hasta llegar a la locura.

─ Tan real como siempre lo he sido desde el accidente ─ respondió Tom logrando que la creciente sonrisa que comenzaba a iluminar el rostro de Bill se congelara en el acto devolviéndole con más intensidad la amargura a su rostro.

─ Tan solo eres una ilusión de mi desquiciada mente ─ lamentó volviendo a dejar caer gruesas lagrimas de sus ojos inexpresivos.

─ No, soy real pero no estoy vivo… soy tu propio fantasma, jamás me fui ─ sonrió acariciando con suavidad el rostro helado de su hermano.

─ Abrázame ─ pidió sintiendo como lo envolvía en sus brazos protegiéndolo una vez más de sus demonios, aspiró su aroma tan conocido y tan deseado, aquella mezcla de pasto y durazno que logró poner un sonrojo en su rostro blanco por la nieve y el frío.

─ Vine a llevarte conmigo ─ le susurró besando su frente con suavidad y devoción, sintió estremecer el cuerpo de Bill ante la noticia, supuso que aunque lo deseara nadie estaba preparado para morir, quizás era un trato egoísta pero desde que había muerto no había tenido paz, día y noche lo vigiló y lloró al ver que todo alrededor de ese hombre al que amaba se iba destruyendo, abogó ante la muerte para que le permitiera volver con él, pero ella se negó, jamás dejaría salir a un muerto de su reino, aunque allí la estancia era apacible el amor tan profundo no podía olvidarse y deseaba a su otra mitad junto a él, así como había visto a tantas parejas que se reencontraban en ese lugar y seguían su amor por la eternidad él deseaba lo mismo, solo quería abrir los ojos y encontrarse con la mirada hermosa de Bill siendo acariciada por el sol en cada amanecer, escucharlo llamar su nombre a cada segundo, sentir su cuerpo junto al suyo, todo cuanto era se había esfumado si Bill no estaba junto a él, si no podía tenerlo y abrazar su cuerpo una vez más, nada valía sin él.

Después de mucho rogar la muerte logró hacer un trato con él, dejaría que Bill muriera a cambio de brindarle esos años a un niño en etapa terminal de cáncer, quizás era un trato egoísta pero era lo mejor, siempre fue lo mejor, ellos habían hecho una vida juntos y ese desconocido a quien le salvarían la vida aún no había logrado pensar en que podría vivir un futuro mejor, era por eso que los sucesos guiaron a Bill a ese lugar, esa noche y en su corazón surgió la determinación necesaria para la muerte, habían vivido veintisiete años juntos, incluso antes, apenas unos meses de separación y todo se arruinó para ambos, en este caso no había oportunidad de un nuevo comienzo, no existía, siempre fue único, y aunque el deseo de vivir con intensidad los dominaba, la eternidad juntos valía el hecho de dejar de respirar.

─ Llévame Tom, llévame a la muerte donde por fin estaremos juntos, no quiero vivir si no te tengo… ─ susurró entregándose a la idea de estar siempre con él.

─ Así lo haré, tan solo cierra los ojos y déjate llevar, pronto estaremos juntos ─ lo abrazó con más intensidad ayudando a que su alma lentamente fuese abandonando su cuerpo, los latidos de su corazón disminuyeron al ritmo de una balada que cada vez se volvía más suave y lenta, su respiración desapareció y por fin todo su cuerpo fue cubierto con nieve, aún siendo la noche más oscura se pudo apreciar un par de pequeñas esferas brillantes que avanzaban en dirección al norte, siempre juntas, danzantes al ritmo de una melodía que jamás acabaría, ahora comenzaba la eternidad y allí iban juntos, siempre juntos Bill y Tom, dispuestos a estar juntos, incluso en la muerte.

Cuando amaneció la policía halló el cuerpo congelado de Bill, cubierto de nieve completamente, al lugar llegó Georg para identificar el cadáver, lo observó mientras una triste sonrisa acompañada de una lágrima escapada de sus ojos aparecía, apreció el rostro de Bill, había muerto con felicidad, sus manos estaban aferradas a otras invisibles y algunas lágrimas congeladas acompañaban su sonrisa de inmensa felicidad.

─ Al fin conseguiste la cura para tu alma enferma ─ murmuró acariciando los cabellos congelados del chico ─ ahora están juntos, para la eternidad… los extrañaré chicos, pero nos veremos cuando llegue mi hora ─ sonrió comenzando a alejarse rumbo a su auto, sonriendo al saber que ninguno de sus dos mejores amigos sufría, estaba seguro que estaban juntos, “incluso en la muerte”.

F I N

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por Drivialida

Escritora del Fandom

Un comentario en «Cure»
  1. Rayos!!!Estoy 😭😭😭😭😭😭 que historia más triste y a la vez hermosa, juntos en la eternidad, como siempre lo quisieron 💯😭😭😭😭

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